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Gente

Juana Bacallao: historias que no se cuentan

Si alguien sabe lucirse en la alfombra roja, esa es Juana Bacallao. Claro, que a ella nunca le hizo falta alguna. Para Juana, hasta la acera era un escenario. Tal vez fue esa confianza la que la llevó a la fama; acaso más que su capacidad para improvisar.

En sus 70 años de carrera artística, Juana generó olas de aplausos, anécdotas increíbles y un sinnúmero de dicharachos que repetiremos por los siglos de los siglos. “Yo invento mucho, saco números en el momento. La guaracha y el dicharacho son los que me hicieron grande a mí”, ha comentado.

A mediados del 2020, cuando llegó a sus 95 años, acaparó los titulares con videos, remembranzas y entrevistas extraídas mayormente de archivos. Solo en una pudo verse, “en tiempo real”, a la reina de los cabarés.

Había dejado las tablas en 2019 pero “genio y figura” al fin, eligió una peluca de trenzas y unas gafas oscuras para recibir al periodista. Dijo que, en tiempos de confinamiento, lo mejor es cantar. Y que el tema más apropiado sería “Contigo en la distancia”. Incluso, entonó un fragmento.

A fines de ese mismo año, la show woman volvió a las noticias al recibir el Premio Nacional del Humor. Tuvo una corta aparición, además, en el video de Cimafunk, Ponte pa´ lo tuyo. “Está bueno ya de engaño y de paquete que yo conozco la vida. Cada persona nace con lo suyo, y con lo suyo se va”. Y no pudo ser mejor el texto. Porque Juana siempre ha sido así: naturalmente natural, por redundante que parezca.

“Mi carita feita, pero contenta” —dijo en otra entrevista—. “Porque esto es mandao por Dios: manda eso pa´ allá abajo pa´ que la gente goce”.

Juana, la cubana

Quizá muchos no sepan que Juana Bacallao quedó huérfana a los seis años. Aunque parece una mujer feliz, sospecho que siempre la ha sobrecogido la tristeza. Pero cada vez que se sorprende hablando de infortunios, cambia el tema y aclara que no le gusta hablar de cosas tristes.

No estudió música, pero tocaba el piano y los timbales; tampoco estudió inglés, pero cantaba en spanglish. La descubrieron cuando limpiaba casas y, aún trabajando en la CMQ, siguió haciéndolo por un tiempo porque, como ella ha declarado, “el sueldo no era mucho”.

También ha dicho que su lápida llevará su nombre real: Nerys Amelia Martínez Salazar. Y que el mejor remedio para mantener las cuerdas vocales y una salud como la de ella es tomar una dosis de miel de abeja con yema de huevo.

Lo más grande en su vida, refiere Juana, ha sido no perder la fuerza: “Seguir pa´ alante y pa´ alante”, hasta realizar su sueño de ser artista.

Cuando en 2005 le preguntaron por qué se le veía tan poco, dijo que casi siempre está en su apartamento, “porque Juana es una persona que parece más catedrática que artista”. Lo cierto es que, en escena o no, Juana Bacallao ya no se pertenece. Más que una artista, es sinónimo de “lo cubano”… y eso ya va con nosotros.

De lo real a la leyenda: las anécdotas de Juana

Sin lugar a duda, Juana Bacallao ha transcendido la escena de la música y los cabarés y se ha convertido en un personaje. Su vida azarosa ha dejado decenas de relatos, algunos ciertos y otros aderezados por el folklore. Les compartimos algunos:

Algún día me tengo que partir

Al salir de una entrevista en la calle Obispo de La Habana Vieja, el público comenzó a ovacionarla. Una persona le preguntó desde su balcón que hasta cuándo estaría cantando y ella le respondió: “Hasta que me llegue la muerte”. –“No pienses en eso”, le gritó desde arriba. “Bueno, algún día me tengo que partir”.

¡Pero me la das con tapa!

Cuentan que, en un ensayo durante una gira internacional, Juana se desmayó. En medio de la confusión unos decían que lo mejor era darle agua y otros que le echaran azúcar. Entonces se oyó a alguien que dijo: “Denle una Coca-Cola”. Y en el justo instante, Juana abrió los ojos y dijo: “Pero me la dan con tapa, que cualquiera me echa un “daño” y me jode”. Acto seguido, continuó su desmayo.

Las figuras viajamos de incógnito

En una ocasión, el poeta villaclareño Arístides Vega Chapú y el periodista Bladimir Zamora vieron a Juana Bacallao en una guagua que se detuvo en su parada. Como a Zamora le urgía darle un “recado”, se acercó a su ventanilla y le dijo: “Juana, Juana, no dejes de pasar por la Egrem”. A lo que ella respondió, con mirada de relámpago: “Niño, aprende a ser discreto que las figuras viajamos de incógnitas”.

Narra Vega Chapú que después de eso los pasajeros rompieron en risas y aplausos, los cuales agradeció con una reverencia desde su asiento.

Me encantan sus perfumes

En un capítulo de Gente que yo quise, Enrique Núñez Jiménez se refiere a Juana Bacallao. En él cuenta cómo la artista conoció al famoso actor español Francisco (Paco) Rabal en el ICRT. “Mira Juana, este es Paco Rabal”. La diva, con gran admiración, le dijo: “Oh, qué honor, ¡me encantan sus perfumes!”. Evidentemente lo había confundido con el diseñador, también español, Paco Rabanne.

¡Y qué dice la gente de la mafia!

En el cabaré Tropicana, hubo una noche en que a Juana Bacallao le pidieron “portarse bien” porque había una delegación importante de italianos entre los espectadores que, incluso, había sido invitada por el Gobierno. Juana, que nunca le han gustado los corsés, no le prestó mucha atención y le dijo “¡Ay, chico, ya, deja la muela y déjame tranquila!”.

Una vez en el escenario, comienza a saludar al público y a mencionar sus países de origen. “¡Y qué dice la gente de México!”, comenzó. “¡Dónde está la gente de España!”, y sonaron los aplausos. Y por último, para no dejar fuera a los distinguidos invitados: “¡Y qué dice la gente de la mafiaaa!”.

Con información de:

Documental “Juana Bacallao”. Miriam Talavera. 1989
“Juana Bacallao, la cubana de las mil anécdotas”. Vanguardia. 26 may, 2020
“Juana Bacallao”. Habana Cultura. 19 ene, 2015
Crónica “Juana Bacallao en coronavirus”. Julio Acanda. 1 jun, 2020.

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